Carro de Compras (0)
CIO2 (dióxido de cloro)
El dióxido de cloro (CIO2) es un producto oxidante usado como potabilizador de aguas, esta substancia añade oxígeno cuando se la hace reaccionar con cualquier ácido.
Las células de nuestro organismo encargadas de las defensas, los neutrófilos, utilizan el oxígeno para producir en su interior una “combustión” con la que eliminan bacterias y hongos, este proceso llamado fagocitosis se puede comparar a la oxidación que el CIO2 produce ante todo elemento ácido, como lo son virus, bacterias u hongos, liberando el oxígeno al reaccionar con ellos; en este proceso se divide en oxígeno y en cloruro sódico (sal común) que luego es eliminada del organismo.
Teniendo en cuenta que nuestro organismo es en su mayor parte agua, es lógico que este potabilizador de aguas también nos sirva, usado en la dosis correcta, para “desinfectar” nuestro organismo.
Una premisa básica en química es la que dice: todo es veneno, nada es veneno; depende de la dosis.
El dióxido de cloro al entrar al torrente sanguíneo realiza una función similar a la que realizan los glóbulos rojos: la de liberar oxígeno al estar en contacto con elementos ácidos, creando un entorno alcalino que ayuda a eliminar patógenos ácidos mediante la oxidación, además de oxigenar de forma inmediata el organismo.
Se ha demostrado, en miles de casos tratados y estudios realizados en 2021, la capacidad de oxigenar la sangre administrando CIO2, subiendo rápidamente la saturación en pacientes afectados por insuficiencias respiratorias, a la par que elimina los patógenos que las están causando desde que comenzó el problema sanitario que a todos nos está afectando a causa de las medidas políticas que se han llevado a cabo, sin tener en cuenta las evidencias científicas que demuestran como se acabaría rápidamente con el problema utilizando este u otros productos baratos y fáciles de conseguir.
El clorito de sodio (NaCIO2) es un reconocido desinfectante, utilizado desde hace décadas como potabilizador de agua, desinfectante o conservante de la sangre destinada a transfusiones. Es así como, casi por casualidad, se descubrió su poder sanador en casos de malaria, cuando con tan solo unas gotas diluidas en agua de este producto (se usaba como potabilizador del agua) varios pacientes se recuperaron rápidamente de esta enfermedad vírica. Se utilizaba mezclando el NaCIO2 con ácido cítrico; actualmente se le hace reaccionar con ácido clorhídrico al 4% para obtener un producto con un sabor más suave y sin los efectos secundarios, como las diarreas que ocasionaba en algunas personas, dado su ph más ácido; también posee las mismas propiedades terapéuticas que su antedecesor y es la base para obtener el CDS.
En estudios recientes se ha descubierto el CDS, que no es más que la decantación en agua destilada del CIO2 (gas resultante de la activación con ácido clorhídrico al 4% del clorito de sodio al 28%). El CDS tiene una concentración de un 0,3% de dióxido de cloro, es de ph neutro y sin presencia de clorito sódico.
Se puede afirmar entonces que el dióxido de cloro es una solución rápida y económica para muchas enfermedades, como procesos víricos o bacterianos, malaria, dengue, gripe, pulmonía, cuadros de insuficiencia respiratoria causada por un famoso virus, muchos tipos de cáncer, autismo, prostatitis, anemia, anorexia, artritis, asma, polio… además de un excelente remedio para eliminar afecciones parasitarias o acumulaciones de metales en el organismo, a los que oxida facilitando su eliminación.
En nuestro blog explicamos el proceso para obtener el CDS, así como los protocolos existentes para las diferentes patologías.